“La Restauración de la Plenitud del Evangelio de Jesucristo: una Proclamación para el Mundo en el Bicentenario”, fue presentada este domingo 5 de abril por el Presidente de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, Russell M. Nelson, durante la Conferencia General. 

El documento describe las creencias centrales de los Santos de los Últimos Días.  Estos incluyen la supremacía de Jesucristo en la salvación, la divinidad de las revelaciones de José Smith y el Libro de Mormón, la misión única de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, y la naturaleza continua de la Restauración que comenzó con la Primera Visión de la Deidad de José Smith en 1820.

La proclamación invita a personas de todas partes a saber por sí mismas que Dios habla y que esta Restauración de la verdad está ocurriendo para ayudarlas a prepararse para la Segunda Venida de Jesucristo.

LA RESTAURACIÓN DE LA PLENITUD DEL EVANGELIO DE JESUCRISTO
U N A P R O C L A M AC I Ó N PA R A E L MUNDO EN EL BICENTENARIO


La Primera Presidencia y el Consejo de los Doce Apóstoles de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días Solemnemente proclamamos que Dios ama a Sus hijos en toda nación del mundo. Dios el Padre nos ha dado el nacimiento divino, la vida incomparable y el sacrificio expiatorio infinito de Su Amado Hijo, Jesucristo. Por el poder del Padre, Jesús resucitó y logró la victoria sobre la muerte. Él es nuestro Salvador, nuestro Ejemplo y nuestro Redentor.


Hace doscientos años, en una bella mañana de primavera de 1820, el joven José Smith, procurando saber a qué iglesia debía unirse, fue a orar al bosque cerca de su casa en el norte del estado de Nueva York, Estados
Unidos. Él tenía preguntas en cuanto a la salvación de su alma y confiaba en que Dios lo guiaría.


Con humildad, declaramos que, en respuesta a su oración, Dios el Padre y Su Hijo Jesucristo se aparecieron a José y dieron comienzo a la “restauración de todas las cosas” (Hechos 3:21) como se predijo en la
Biblia. En esa visión, José se enteró de que después de la muerte de los apóstoles originales, la Iglesia de Cristo, de la época del Nuevo Testamento, dejó de existir en la tierra, y que él desempeñaría un papel
decisivo en su restitución.


Afirmamos que, bajo la dirección del Padre y del Hijo, vinieron mensajeros celestiales para instruir a José y restablecer la Iglesia de Jesucristo. Juan el Bautista, como ser resucitado, restauró la autoridad para bautizar por inmersión para la remisión de pecados. Tres de los doce apóstoles originales —Pedro, Santiago y Juan— restauraron el apostolado y las llaves de la autoridad del sacerdocio. También vinieron otros, entre ellos Elías el Profeta, quien restauró la autoridad para
unir a las familias por siempre en relaciones eternas que trascienden la muerte.


También damos testimonio de que a José Smith se le dio el don y el poder de Dios para traducir un registro antiguo: El Libro de Mormón, Otro Testamento de Jesucristo. En las páginas de este texto sagrado se halla
el relato del ministerio personal de Jesucristo entre la gente del hemisferio occidental poco después de Su resurrección. El libro enseña el propósito de la vida y explica la doctrina de Cristo, que es fundamental en ese propósito. Como libro canónico que acompaña a la Biblia, el Libro de Mormón testifica que todos los seres humanos son hijos e hijas de un amoroso Padre Celestial, que Él tiene un plan divino para nuestra vida
y que Su Hijo, Jesucristo, nos habla en la actualidad, así como lo hizo en los días antiguos.


Declaramos que La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, organizada el 6 de abril de 1830, es la Iglesia restaurada de Cristo, de la época del Nuevo Testamento. Esta Iglesia está fundada sobre la vida
perfecta de su principal piedra del ángulo, Jesucristo, y sobre Su expiación infinita y resurrección literal. Jesucristo ha llamado de nuevo a apóstoles y les ha dado la autoridad del sacerdocio. Él nos invita a todos a venir a Él y a Su Iglesia, para recibir el Espíritu Santo, las ordenanzas de salvación y para obtener gozo duradero.


Han transcurrido doscientos años desde que Dios el Padre y Su Hijo Amado, Jesucristo, dieron inicio a esta Restauración. Millones de personas en todo el mundo han aceptado el conocimiento de estos acontecimientos que fueron predichos.


Con alegría declaramos que la Restauración prometida avanza por medio de la revelación continua. La tierra jamás volverá a ser la misma, dado que Dios “reunir[á] todas las cosas en Cristo” (Efesios 1:10).


Con reverencia y gratitud, en calidad de Sus apóstoles invitamos a todos a saber —como nosotros lo sabemos— que los cielos están abiertos. Afirmamos que Dios está dando a conocer Su voluntad para con Sus amados hijos e hijas. Testificamos que aquellos que estudien con espíritu de oración el mensaje de la Restauración y actúen con fe serán bendecidos para obtener su propio testimonio de la divinidad y del propósito de ella, de preparar al mundo para la Segunda Venida prometida de nuestro Señor y Salvador, Jesucristo.

El presidente Nelson dijo que la agitación que rodea a COVID-19, los terremotos, los incendios, las inundaciones y las plagas han creado perturbaciones, pero estos altibajos hacen que la verdad del Evangelio sea aún más importante.

“La creciente oscuridad que acompaña a la tribulación hace que la luz de Jesucristo brille aún más”, dijo el presidente Nelson. “Solo piense en el bien que cada uno puede hacer durante este tiempo de agitación global”.

Pidió a los miembros que estudien la proclamación “en privado y con los miembros de su familia y amigos. Medita en las verdades y piensa en el impacto que esas verdades tendrán en tu vida si las escuchas y si guardas los mandamientos y convenios que las acompañan.”

ANTECEDENTES HISTÓRICOS

Esta es la sexta proclamación emitida por la Iglesia. Los otros se hicieron en 1841  (solo para los santos), 184518651980 and 1995.

La proclamación de 1980 se parece más a la que el presidente Nelson presentó el domingo. Durante la conferencia general de abril de 1980, la Iglesia celebró 150 años desde su organización al emitir una proclamación desde una casa de troncos reconstruida en el sitio de la granja Peter y Mary Whitmer en Fayette, Nueva York. Fue en la casa original de los Whitmers donde Joseph Smith tradujo algunas páginas del Libro de Mormón en 1829 y organizó formalmente la Iglesia en 1830.

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